– En Producción –

Sinopsis

La vida de Filomena esta teñida de pobreza y una triste sombra de calamidad y tormento. Los terribles acontecimientos de su infancia, en una aldea gallega de finales del siglo XIX, marcarán el carácter de su existencia. A pesar de todo, ¿tendrá oportunidad de cambiar su destino?

Información

Título: A rabia
Año: 2021
Duración: 13’
Director: Alberto Díaz
Guionista: Angela Andrada y Alberto Díaz

Apuntes de Dirección

A Rabia nace desde una necesidad como cineasta de expresar unos sucesos familiares acaecidos a finales del siglo XIX en la Galicia de interior más profunda y pobre. Como un deseo de investigación documental y recreación ficcionada de aquella época, en aquel lugar. A veces mirar al pasado y reconstruir el origen de nuestro devenir es un buen comienzo para entenderse a uno mismo iniciando esta búsqueda desde lo esencial. Y lo esencial en el cine, desde mi visión, es la interrelación de los espacios: sonoro y visual. No podemos olvidar que en A rabia se trata de mirar y oír desde los ojos y oídos de una niña, que asiste impotente y arrastrada por el determinismo a la forja de una infancia salpicada por una concatenación de sucesos macabros. ¿Hay algo de libertad en la existencia? ¿Todo lo que ocurre en nuestras vidas nos determina de tal forma que se reduce a una cuestión de suerte? ¿Sólo hay destino, no hay nada más?

 

De enfoques esenciales, sonoros y austeros:

La estructura de A Rabia se basa en tres sucesos de realidad devastadores que tienen como consecuencia tres grietas, tres vacíos en el desarrollo vital de la niña protagonista. Estos hechos se organizan en veinticuatro secuencias que tienen una progresión demoledora. Secuencias en su mayoría planteadas desde este punto de vista, el de la niña, y atendiendo a parámetros lo mas esenciales posibles. La mayoría con planos fijos que presenten con naturalidad y reposo la visión y escucha de lo que dentro del marco acontece, dejando fluir la acción, sin intervención, sin artificios.

Por tanto, estamos ante una realización austera que busca la esencialidad, contrapunteada por los fuera de campo sonoros que configuran la mirada y el punto de vista de Filomena, nuestra protagonista y mi bisabuela en el mundo real.

 

¿A qué suena el terror de nuestra conciencia?

El sonido, como hemos dicho, es una pieza clave, tan clave como el propio cortometraje. La transversalidad de un sonido fuera de campo es el que va apuntalando la tensión de toda una escena en la que la mirada del espectador se construye gracias a un gesto de concentración del oído. Esto exigirá un trabajo de diseño concienzudo basado en el desglose de estos sonidos.

La música es un tema tan importante como los silencios que la preceden. Pienso que es un cortometraje sobre todo de silencio, de sonidos incómodos, de escuchar lo que hay y no hay, pero también de tener la oportunidad de sentir sensaciones. Músicas que que represente el destino o la esperanza, la inmanencia.

Imaginando lo inimaginable, un encuentro con lo real:

El arte y el vestuario suponen una profunda y laboriosa investigación que basará su fuente de interpretación en fotografías de la época y todo tipo de documentación que nos pueda arrojar luz sobre ese tiempo. Un punto clave a desarrollar tratándose de un corto de época que ambiciona y procura cuidar estos detalles de forma contundente. Prueba de ello es el gasto presupuestario de la pieza destinado a esta tarea, que es de un alto porcentaje sobre el presupuesto total.

Por supuesto todo se realizará en Galicia. El diseño de producción estará pensado cien por cien en Lugo. Los paisajes, las localizaciones, los objetos, el vestuario, el atrezo y todos los elementos que aparezcan en la pieza serán gallegos o basados en estas investigaciones sobre la Galicia de finales del XIX.  Es un gesto moral que hace honor al devenir de mi bisabuela y al fragmento de su historia escogido de su infancia.

 

Cortar la mirada, el instante de lo sutil:

Buscamos que cada plano sea un cuadro vivo, individual e independiente y que cada secuencia tenga cierta autarquía, cierta autosuficiencia de las demás, para que puedan funcionar como piezas libres, un rompecabezas al que llamamos memoria. Tomando a Lugo, mi tierra natal, como escenario de los hechos e imaginando aquella experiencia vital tan cercana y a la vez tan lejana, algo se fracturó en mí. Un impulso, una sensación, un resquebrajamiento interior surgió a la superficie. Sentí con certeza la locura, ¿cómo sería para una niña el tránsito de sufrir unas circunstancias tan sobrecogedoras? Aquellos hechos, de alguna forma, han configurado definitivamente el origen de mis raíces.

Y ahí estaba yo, proyectando la Galicia de mi infancia pero cien años atrás en el tiempo reflejados en el miedo de los ojos de una niña, mi bisabuela y su aterradora subsistencia. En la niebla de un invierno húmedo hasta la médula, tan profunda como la mirada de su pasado en mi recuerdo.

Me acababan de golpear toneladas de verdad. Había nacido la voz de una historia familiar que necesitaba ser contada mediante el lenguaje del cine que tan insondablemente me apasiona como medio de expresión de la memoria.